Azul teñido de historia











Recorrer Túnez es sumergirse en el azul del tiempo, abrir la mirada a un pasado poblado de historia y de historias, de realidades, mitos y ficciones.

Desde la capital, Túnez (en español con la misma grafía que el nombre de la nación), parten la mayoría de las excursiones. La ciudad ofrece al visitante un hermoso paseo central, la avenida Habib Bourguiba, flanqueado por cafetines en los que todavía la presencia femenina es minoritaria a pesar de ser uno de los países islámicos más progresistas.

A un extremo de la avenida la puerta de Francia que da acceso a la medina, al otro una entrada más etérea para los que vienen del mar directamente hasta la plaza 7 de noviembre.

Entre calles, un “metro” que en realidad es un tranvía, recorre la ciudad pasando ante las cabinas de Taxi Fone desde las que se puede llamar a España por 1 dinar (0,77 céntimos de euro) el minuto.

La ciudad despierta en la noche porque en la división del mundo en búhos y alondras a los países mediterráneos les tocó búhos, pero el viajero sabe que le espera una larga y hermosa jornada que abre boca con las luces y sombras de los primeros pespuntes del día en la mezquita Zitouna (de los olivos), del siglo VIII, la más antigua de la época algábida y en un tiempo sede de la Universidad, sita en el suntuoso barrio del Bardo en la Kasbah, próxima a varios de los edificios principales del gobierno. El barrio conoció su mayor esplendor en época turca, s. XVII-XIX, cuando reinaban los bey. Entonces se construyeron palacios como el que da cobijo al museo.

Ya en el museo del Bardo los ojos reniegan del sueño ante la mejor colección de mosaicos del mundo y piezas señeras de las etapas históricas del país. Se trata del museo arqueológico más importante del Magreb después de El Cairo. En el conviven la prehistoria, el arte púnico, romano, cristiano, arabo-musulmán y los restos submarinos de Mahdía.

En él descubrimos las dos formas de escritura utilizada por los tunecinos, la cúfica (cufa-Irak) y la cursiva. Ornamentado a base de figuras geométricas, ya que la religión del Islam prohíbe las representaciones animales, pasaron más de 20 años antes de completar los decorados y estucos a base de yeso y mármol.

El granero de Roma
Así denominaban a Túnez, tal era su riqueza en tiempos romanos y así lo atestiguan las representaciones de los mosaicos cuyo apogeo alcanza la etapa bizantina completando, del siglo I al VII, seis siglos de esplendor.

La joya del museo, el mosaico de Virgilio, da fe de la fundación de Cartago. A base de colores naturales procedentes de las canteras del entorno, fue hallado en Susa o Sousse y está fechado en el siglo III d.C. El detalle con que se ha conseguido la obra le aproxima más a una pintura que a un mosaico.

Cartago la deseada
Construida por los fenicios en el 814 a.C., se encuentra a poca distancia de la capital y junto con Sidi Bou Said se visita en el mismo día.

Su hermosura y esplendor en épocas cartaginesa y romana, debieron ser únicos pues aún se aprecian hoy las distintas etapas de la historia, la bereber, la cartaginesa, la romana y por último la turca (tras la destrucción por los vándalos (siglo I dC), que solo estuvieron un siglo en Túnez pero no dejaron construcciones tras de sí, y de las sucesivas explotaciones por los turcos que la usaron como cantera, los ingleses que la expoliaron y los franceses que la siguieron usando durante su colonización (1882-1956)).

Entre sus dispersos vestigios ha quedado engarzada la magia de la princesa Dido y la historia de la piel de toro con la que, según la mitología, fue fundada Qart Hadast (la capital nueva en fenicio).

Pero lo cierto es que era un enclave perfecto para el comercio, base de vida de los fenicios. El puerto se amplió tras la ocupación y pronto Cartago se convirtió en la estrella del Mediterráneo occidental hasta que la envidia de Roma puso fin a su esplendor tras tres largas y destructivas guerras. Cartago fue vencida y arrasada hasta los cimientos.

Al Tofet
Todas las culturas tienen algo de qué avergonzarse
Dentro del conjunto de ruinas de Cartago se pueden visitar las del santuario púnico Al Tofet.

Posiblemente su nombre proceda del toph hebreo (“tambor” o bien “quemar”) pues la tradición de sacrificar niños venía de Israel y uno de los elementos del ritual era el uso del tambor para amortiguar el llanto de los que iban a ser sacrificados.

En Al Tofet los cartagineses hacían sacrificios de niños varones primogénitos de familias nobles, al dios Bal Amón (representado por la media luna) y Tanit (la diosa de la fertilidad y de la luna).

Aún se distingue la fosa a la que los niños eran arrojados a las brasas tras su degollamiento y las urnas donde se depositaban las cenizas. Afortunadamente los romanos decidieron sustituir en el ritual el sacrificio humano por el animal.

Los puertos púnicos y las termas de Antonino Pio
Construidos por los fenicios en el siglo VII a.C. debido al éxito de su comercio, apenas quedan hoy más que las dos lagunas que los albergaron, de camino a las grandiosas termas (siglo II dC) cuyos restos observan el Mediterráneo con la nostalgia de su brillante pasado, al pie del actual Palacio Presidencial.

De las dos plantas de que constaban las termas quedan los cimientos de los baños. Tenían una altura de 36 metros, lo que se puede apreciar por la columna que queda en pie cuyo capitel corintio, de unos 4000k, era parte del soporte de la cubierta.

El benigno clima tunecino permite pasear y recrear con la mente ayudada por los planos, estratégicamente situados, lo que un día fuera un palacio romano.

Sidi Bou Said
Llamada ciudad azul, o de los artistas, en realidad significa “santo padre alegre” y debe su nombre actual al religioso musulmán Abou Said ibn Khalef.

Encaramada sobre una loma tan solo 20 kilómetros al norte de la capital, desde su parte más elevada se divisa el mar entre callejones blancos goteados de buganvillas y entreverados de puertas y ventanas azul turquesa que han dado sobrenombre a este rincón donde confluyen las diferentes artesanías tunecinas.

Cuna de Claudia Cardinale, sus fans pueden soñar con ella mientras degustan un sabroso té moro con piñones y contemplan desde las mesas de los cafés el bullicio de los comerciantes regateando con los turistas ya aburridos del esfuerzo. Pero si alguien quiere comprar, este es el lugar.


Camino de Kairouan pasando por Bulla Regia y Dougga
El recorrido comienza muy de mañana y aprendemos a reconocer en cada pueblo la figura del ratón ecológico, que en realidad es el zorro del desierto, símbolo de la preocupación de esta nación por el medioambiente igual que los excursionistas vamos aprendiendo a reconocernos y a compartir experiencias, tiempos, comidas… y a respetarnos los unos a los otros.

Nuestro guía Mohamed nos instruye en su español impecable, incluidos giros y el argot de la calle más reciente: Túnez es el país más joven del Magreb. Su primera fuente de ingresos es la agricultura y las segunda la minería sobre todo los fosfatos El país cuenta con más de 90 millones de olivos cuya aceituna se recoge con unos cuernos de carnero o con una especie de peine.

Para los musulmanes hay dos árboles sagrados que se mencionan en el Corán: el olivo y la higuera.

Bulla Regia, 170 kilómetros al suroeste de la capital, está emplazada en una zona rodeada de montañas y se aludía a ella como el granero de Roma. Desde el siglo II a.C., en que fuera capital de uno de los reinos númidas, hasta el 670 d.C., ya en época bizantina y por razones climáticas, se construyeron casas bajo tierra (5 metros) al estilo troglodita y con un ingenioso sistema de aislamiento en los techos a base de tubos de arcilla. En el verano las temperaturas pueden alcanzar los 50º. Las construcciones, en dos plantas, tenían una a nivel de calle y la otra enterrada y las habitaciones dispuestas en torno a un patio central, lo que las hace casi únicas entre el tipo de construcciones romanas.

La mayoría de los edificios públicos de esta ciudad son del siglo III d.C. cuando la aristocracia florecía gracias al cultivo de olivos y a la explotación de sus frutos y ya desde el siglo II eran ciudadanos romanos de pleno derecho.

El siguiente momento de esplendor tiene lugar en época bizantina y a ese periodo corresponden los bellos mosaicos hallados entre los que destaca el Triunfo de Venus en la Casa de Anfitrite. La imagen de la reina del mar no es sino la continuación de la imagen de la diosa Astarté que protegía a los comerciantes fenicios y púnicos.

Los árabes emplearon piedras de este conjunto para la construcción de la mezquita de Kairouan cuyo hammam es copia de las termas romanas.

A la salida del recinto, del que aún queda más de un 60% por excavar por falta de fondos, nos espera un delicioso zumo de naranja recién exprimido.

Entramos en una zona de montañas alfombradas de verde alfalfa, cebada y trigo, habas y patatas y, de repente, unos campos moteados de amarillo nos invitan a evocar los girasoles de Van Gogh.

Más adelante el tamarit cubierto de flores amarillas y las amapolas, nos acompañan a la entrada de Dougga.

Abonamos, como ya es sabido y ritual, el consabido euro para obtener el billete que nos permite hacer fotos y nos adentramos en la espectacular colina desde la que se domina el valle a unos 100 kilómetros de la capital.

Incluida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, la ciudad ha quedado atrapada en el tiempo, lejos de la civilización. Conserva en sus 70 hectáreas numerosos edificios de las diferentes culturas que lo poblaron, púnicos, númidas, romanos y bizantinos. Sus restos arqueológicos se consideran los más importantes del mundo. Los más destacados son el arco de Diocleciano, el Templo de Mercurio, la Plaza de la rosa de los vientos que marcaba de dónde procedían los mismos con un enorme compás esculpido en el suelo, el Mausoleo líbico-púnico que existía desde el sigo II a.C., antes de que la ciudad fuera construida, con 21 metros de altura, el Capitolio, el foro, las habitaciones y la plaza de las tiendas o del mercado con la zona en que se llevaba a cabo el mercado de esclavos, perfectamente reconocible al igual que el prostíbulo, señalizado por un relieve con los atributos genitales del varón y dos pechos de mujer y los retretes colectivos, todo un monumento a la cultura, ya tan desarrollada y refinada en ese tiempo.

Es fácil recrear en la mente lo que debió de ser aquella ciudad simplemente paseando por sus calles o imaginando el teatro que daba cabida a 3.500 personas, pero no es tan fácil asumir tan alto grado de sofisticación en una cultura tan antigua.

Con esta imagen fastuosa del regalo que la historia nos ha legado salimos en dirección a nuestro destino de hoy.

Kairouan
Cuarta ciudad santa para los musulmanes tras la Meca, Medina y Jerusalén, porque en ella hay más de 150 lugares de culto morabito que se distinguen por sus cúpulas redondas, señal de que allí hay algún Sidi (santo) enterrado, y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988 por la UNESCO. En el 2009 será la capital cultural del Islam.

Kairouan es la primera ciudad fundada por los árabes en el Norte de África, en el año 670, y su esplendor entre los siglos IX y XIII la hicieron merecedora del título de centro espiritual de los musulmanes. A tan solo 160 km al sur de la capital ha sido inmortalizada por los pinceles del suizo Paul Klee y de otros grandes maestros.

Para quien desee sentirse arropado por la antigüedad el hotel la Kasbah se encuentra en la mismísima muralla de la ciudad y cuenta con una hermosa tetería donde disfrutar además de la shisha o chicha, la pipa árabe.

La visita de Kairouan no está completa sin asomarse a los aljibes construidos un día para dar agua a la ciudad, visitar la Gran Mezquita cuyos cimientos se colocaron en el siglo VII y una de las pocas a las que pueden acceder los no musulmanes, con 200 columnas romano-bizantinas, de mármol, procedentes de Dougga y el minarete más antiguo del mundo aún en pié, o deambular por la mezquita del Barbero con el mausoleo de Abi Zamaa, compañero del profeta Mohamed, y terminar perdidos entre los 40.000 nudos por metro cuadrado de una alfombra de lana o los 500.000 de una de seda, en alguno de los talleres que las producen en esta mágica ciudad.


Vale la pena visitar también la mezquita de las tres puertas con inscripciones cúficas del siglo IX y con puertas de acceso separadas para niños, mujeres y hombres.

Junto a la Gran Mezquita hay un cementerio del XVII ya abandonado y nuestro guía nos explica cómo es el ritual. Se lava al fallecido/a con agua de azahar y se obturan todos los orificios del cuerpo con algodón incluidos los genitales femeninos. El cuerpo es envuelto en un lienzo blanco y llevado ante el imán. De ahí al cementerio donde es enterrado sin ataúd y con la cara mirando en dirección a la Meca. Todo se hace de forma sencilla y sin flores, entre hombres, aunque la fallecida sea mujer, pues las consideran ruidosas en demasía.


Sbeitla
Camino del sur cada vez más árido, otros ciento y pico kilómetros y encontramos las ruinas de Sbeitla o Sufetula, fundada seguramente en torno al siglo I dC en tiempo de los Flavios y próspera gracias a la industria del aceite, de lo cual queda constancia en algunos de sus edificios. Fue capital bizantina y de esa época datan las casas fortificadas.

Su más emblemático monumento es el Capitolio con tres templos. Aún se identifica la piscina pública que estuvo cubierta por una bóveda y el baptisterio con suelo de mosaico en el que nadan los delfines.

Tozeur el reino de las palmeras
Tras la comida siempre en plan buffet pues no hay tiempo de más continuamos hacia nuestro destino de hoy, Tozeur, adonde llegaremos 2 horas y media más tarde para descansar en nuestro confortable y bello Sofitel. Hacemos una “escala técnica en Gaesa, capital de provincia y con universidad, antiguamente denominada Capsa, donde hay yacimientos de fosfato (las refinerías están en Gabes y en Sfax).

Aquí se encontraron los restos del primer antepasado de los tunecinos, es el hombre capsiano.

Tozeur, un oasis fundamental para las caravanas que atravesaban el Sahara, es el reino de los dátiles. Se dice que hay más de 120 variedades y que la más deliciosa y apreciada es la denominada deglet nur (dedo de luz).

Se preparan sin hueso y rellenos de mantequilla y almendra o nuez y se conservan en ánforas, de esta forma pueden durar hasta dos años.
Se toman en el desayuno.

Vemos múltiples parcelas de palmeras, por ello han de tener un juez del agua, que es quien determina el tipo de riego según el tamaño de la parcela. Auque en el subsuelo de esta zona hay mucho agua a profundidad, la proximidad del lago salado la altera.

Cena en el palmeral en una enorme jaima (tienda) con cabida para unas 800 personas. Hubo poca intimidad y autenticidad al haber tantos turistas pero no faltó la harira (sopa muy densa y alimenticia), el couscous y el típico brique tunecino, una de las especialidades más exquisitas, una especie de enorme empanadilla con una masa muy fina y crujiente frita, rellena de atún y huevo.

Chebika una localización para El paciente inglés


Tozeur es una ciudad de parada obligada para acercarse al llamado desierto de sal, Chott el Djerid, 25 metros por encima del nivel del mar, donde es posible contemplar un espejismo, y para adentrarse en el oasis de Chebika (la antigua Ad Speculum romana, punto de vigilancia y defensa) pegado a la dorsal del Atlas con la ayuda de vehículos 4x4,

La agreste fuerza paisajística del oasis impactó en Anthony Minghela director de El paciente inglés que empleó una de sus cuevas para alojar a la maltrecha protagonista y servirle de última morada.

Antes de regresar a Tozeur hacemos una parada en la que llaman pomposamente la gran cascada. Por esta zona cruzan los burros hasta y desde Argelia con mercancía prohibida pero como les han enseñado el camino van solos y si les pillan no hay responsables. Por eso es frecuente ver helicópteros de control de la frontera.

En Tozeur las mujeres que se cubren con un velo negro con banda azul o blanca indicando si son casadas o solteras coexisten con las que se visten al estilo occidental y usan vaqueros reflejando, como en su arquitectura, el acompasamiento de antigüedad con modernidad.

La puerta del desierto

Douz, llamada puerta del desierto y el mayor palmeral, ofrece a los amantes de las lomas infinitas del Sahara la posibilidad de adentrarse en ellas en dromedario y que se sientan por un par de horas coo Lawrence de Arabia. Estos animales, fuente de vida junto con los palmerales de los habitantes del desierto, fueron traídos en el siglo II d.C. desde Egipto, Es la época en que toda la zona se va desertizando y sólo estos animales son capaces de sobrevivir con escasez de agua. De pestañas largos y orejas pequeñas para que la arena no penetre, pueden ingerir 100 litros de agua en 10 minutos y sobrevivir 15 días de sus reservas. Tienen la pezuña plana para no hundirse pese a sus 600 kilos lo que facilita su desplazamiento, función primordial en su vida junto con las tareas de labranza. Para la reproducción se pone a un solo macho con 100 hembras.

Un dromedario mehari, de carreras, cuesta unos 10.000 dinares. Si alguien desea presenciar un festival del desierto ha de venir a finales de diciembre.

Y camino de Gabes donde nos detenemos para visitar el mercado de especias, hay un par de paradas que acentúan el interés del impactante recorrido por el desierto, son la visita de las viviendas trogloditas que aún permanecen desde el tiempo bereber y la panorámica de Matmata donde se rodó la Guerra de las Galaxias pudiendo comprobar que la realidad siempre supera a la ficción.


Hay población negra que procede de los esclavos traídos de Sudán hasta que en el siglo XVIII se abole la esclavitud.

En Gabes hay cultivo de hena y de especias. Existen tres clases de hena: negra, roja y verde o natural.

El Jem
Es el tercer anfiteatro más importante del mundo, patrimonio de la humanidad, construido en el siglo III por Septimio Severo. Cuando uno se pasea por sus sótanos junto a las mazmorras en las que se guardaba a los animales y a las personas que iban a formar parte del espectáculo, uno siente un escalofrío teñido de rojo por todo el cuerpo.

La espina o fosa central en la arena, por donde salían los animales, está prácticamente intacta, seguramente eran ascendidos por medio de un ascensor.

La construcción contaba con tres plantas, se adornaba con columnas de mármol y mosaicos de los que quedan buenas muestras a pesar de que este capitolio fue varias veces expoliado.

Fue refugio de la princesa bereber Kahina India y se considera el emblema de Túnez.

Abandonamos el interior del país y volvemos a la costa mediterránea de la que partimos ahora hace tan sólo seis días pero han sido tan intensos que parece que hubieran sido el doble. Hoy dormiremos en Port El Kantaoui uno de los enclaves más desarrollados para el turismo justo al norte de Sousse y próximo a Hammamet, nuestro último destino. Instalaciones como las que podemos encontrar en el sur de España, pequeños restaurantes, tiendas variadas y hoteles y apartamentos modernos con el sabor de lo árabe, rodean a este puerto deportivo que recuerda al Banús de los primeros tiempos en la costa marbellí.

Sousse
Como la llamaron los franceses adaptando el nombre árabe Susa, con sus 300.000 habitantes, es también denominada la puerta del saael (de la costa). Su medina es Patrimonio de la Humanidad declarada por la UNESCO y ha visto pasar por sus calles toda la historia de la que es hoy exponente el país tunecino.

Conserva una bella kasbah, y el Ribat, fortaleza del siglo VIII con murallas desde cuya atalaya hay una hermosa vista del puerto y de la medina así como del patio de la Gran Mezquita a la que no nos está permitido acceder.

Lugar de descanso para más 1.200.000 turistas al año a los que esperan sus rubias playas con más de 20km de longitud.

Pero hoy es viernes y no nos queremos perder el mercado artesanal de la ciudad ceramista de Nabeul un poco al interior donde hacemos nuestras últimas compras antes de recalar en la última ciudad de este recorrido pero no por última menos atractiva.

Hammamet
Significa en árabe, los baños, y posee una encantadora medina y kasbah tal vez más cuidada que la mayoría por ser uno de los primeros destinos turísticos del país y por la proximidad a la capital (60km). Sus callejuelas sorprenden a cada paso por sus artísticas puertas y ventanas, y sus murallas y fortaleza (siglo XIII) ofrecen, en los cafetines y restaurantes que las ribetean, un descanso para el cuerpo y otro, en el inmenso azul mediterráneo, para la vista.

La ciudad está claramente volcada al turismo con magníficos hoteles y apartamentos a lo largo y ancho de sus cuidadas playas, así que el adiós llega dulcemente entre la sal de nuestro común mar y las arenas en las que podemos rememorar las recién visitadas en el desierto con tan solo entornar un poco los ojos.

Y no puedo concluir el relato de este viaje sin incluir el hermoso poema que nos dedicó nuestro acompañante de viajes Halcón Juan Luis Herrera.



AMIGOS DEL MUSEO
Para esa parte de Túnez , que yo viví, y que fuisteis vosotros.

Fuisteis parte de las dunas del desierto,
esa parte que latía en cada ruina.
Fuisteis cómplices del sol y de los puertos,
del mudo vaivén del velo en la Medina.

Fuisteis parte de esta infancia con mirada,
palmeral de sus ojos y silencios.
Fuisteis tiempo, largo mapa y madrugada,
esa parte verde olivo de los sueños.

Os paseó la vida en dromedario,
fotos vivas, entre siglos y quebrantos.
Sois la hoja más azul de mi diario,
con sus bordes, rigurosamente blancos.

Un abrazo, amigos,

Juan Luis Herrera.
Hammamet, 26-04-08


Algunos apuntes sobre cultura y civilización
La sopa de cereales: chorba
Dromedario - Sahina a to Sahara (barco sobre el desierto)
En Túnez está prohibida la poligamia desde 1974 y también la mutilación genital femenina. En el 2008 hay cinco mujeres ministras.

Moro- según algunas fuentes el significado de moro vine de los visigodos que llamaban morenos a los invasores de África.

De dónde viene la palabra ISLAM- A salam alei cum – que haya paz - Salam= paz

Bereber seguramente procede de la palabra bárbaro usada por los romanos.

Calendario
Cuentan desde el 570 año de nacimiento del profeta Mohamed en la Meca por lo que ahora están en el 1428.

El rito de la circuncisión
Lo efectúa el barbero en una sala a la que accede el niño con su padre y dos amigos o familiares que serán quienes le sujeten. El barbero distraerá al niño mientras ejecuta su misión y luego entrega el prepucio seccionado a la abuela del niño que o bien se lo come crudo o lo entierra en el cementerio en un lugar solo conocido por ella. Actualmente el rito está más bien en manos de los médicos.

Las casas y los edificios públicos
Cuando una casa se termina de construir se hace una fiesta y se pinta de azul y blanco porque se supone que el azul ahuyenta los mosquitos.
Pero incluso antes de acabar la casa ya tienen su antena parabólica ( el 80% de la población tiene una). La más caras están en torno a los 300 dinares (uso 240 euros).

En todos los pueblos hay cinco edificaciones que están terminadas: la mezquita, correos, el ambulatorio, el ayuntamiento y a casa de cultura y la escuela.

Esperanza de vida
Es más alta en el sur, los hombres 75 y las mujeres 79.

Las bodas
Primero la novia invita a las amigas a la fiesta de la hena. Cuando un hijo no tiene padre es la madre la que le busca novia y si no encuentra una contrata los servicios de una celestina. También se puede ir al hammam (los baños) donde la madre del novio intentará encontrarle una buena chica. Si al hijo le interesa lo que la madre le cuenta de la chica le pide que obtenga más información. La madre entonces va un día a casa de la chica que vió ne el hammam y le da un pretexto a la madre: “ayer me han dicho en el mercado que no la han visto, que tal vez estaba enferma” y le dice que va a interesarse por ella. Si a la madre le interesa para alguna de sus hijas pide a gritos desde la puerta que prepare café, eso significa ponte guapa que vienen a verte y si no le interesa entonces dice que ya se encuentra bien. La visitante se interesará por el ajuar de la joven y éstos averiguarán más adelante si el chico tiene cómo ganarse la vida.
Más adelante los padres se encuentran un día y hablan de la agricultura, del tiempo… para conocerse y entonces se organiza la visita oficial y van unas 30 personas. Si los chicos se gustan se acuerda la dote que suele ser a base de joyas en oro. Antiguamente se hacía con camellos. Durante el noviazgo los jóvenes se van conociendo pero hasta que se firma el contrato de boda pueden romper.
La novia es preparada para el día de la hena. Primero va al hammam y luego se le quita todo el pelo del cuerpo y se la rocía con agua de azahar. Más tarde se le pintan pies y manos con la hena.
El segundo día se hace fiesta en casa del novio y las mujeres pueden ir salvo en el momento en que los hombres van al hammam. Ellos no se depilan. Luego festejan hasta la madrugada.
El día más importante es el tercero cuando el hombre va a recoger a la novia con una especie de caseta que se coloca sobre un dromedario, aunque ahora ya también se hace con coche. El novio ha de contratar a un notario y se casan en algún lugar, una casa por ejemplo, elegido al efecto pero no necesariamente en la mezquita. El notario les casa y luego les pregunta si quieren separación de bienes.
La primera noche suelen pasarla en casa del padre del novio y mientras van pitan para que todo el mundo se entere. Al llegar tienen preparada una habitación en la que está la mano de Fátima y cola de pez para ahuyen el mal de ojo.

El hombre sale de la habitación mientras la mujer se prepara. Lo invitados esperan con él fuera y esperarán hasta que vuelva a entrar y salir, esta v con “la prueba de sangre”, señal de la pureza de su esposa. Al día siguiente esa prueba será aireada por todo el mercado para que nadie hable nunca mal de su familia.

Naturalmente en las ciudades esta costumbre se ha abandonado.

SEGOVIA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD EN GLOBO


Las luces están aún encendidas cuando alcanzamos el “Alto de la Piedad” desde donde se puede contemplar toda la ciudad aún dormida, recortada sobre un fondo en el que asoman los primeros destellos del día. Al este, al fondo del paisaje urbano, el mudo testigo de la historia romana, el acueducto. Casi en el centro pero algo más al oeste que el eje vertical de la vista panorámica, la esplendorosa catedral gótica. En el extremo oeste el Alcázar del que un día saliera para ser coronada reina de Castilla Isabel la Católica.


En el Alto de la Piedad hay una diminuta ermita acompañada de cruces que parecen hacer la función de árboles. Por un instante pasa por mi mente la idea de que esas cruces puedan tener que ver con algún accidente de globo, pero no es así pues fue construida en tiempo de Enrique IV y más tarde nos informan de que no existen antecedentes.

Laureano Casado nuestro piloto, está llegando con su Toyota 4x4 y el remolque en el que transporta el cesto y el globo.



Laureano es un experto que ha colaborado en muchos programas de “Al filo de lo imposible” de TVE. Le salieron los dientes, como aquél que dice, pilotando aviones y lleva más de 15 años sobrevolando con su globo ciudades hermosas del entorno de Madrid. Hoy toca Segovia. El pronóstico del tiempo es perfecto, pero no hay que perder un minuto. El riesgo está medido y él sabe que las primeras horas del día antes de que las capas de aire próximas al suelo se calienten, es cuando menos riesgos hay.


El despegue

Apenas son las siete cuando el cerro que mira despertar a una de las más bellas ciudades del mundo se puebla de más cestos y más globos. Ahora el suelo del montículo ha desaparecido prácticamente bajo las telas multicolores de los globos.

Poco a poco el aire los va engordando hasta engullir la visión de la catedral, del Alcázar.

Cirros.com, es el nombre de nuestro medio de transporte de hoy. Laureano lo va llenando de aire, hasta 6000m3, con un ventilador y cuando ya está prácticamente lleno como si fuera una breva gigante apoyada sobre su vientre, empieza a encender la mecha del gas desde la cesta que reposa también sobre su costado y yace inerme esperando a ser ocuada por pasajeros y tripulante mientras muestra su parte más débil, la base externa de cuero que debe sustituirse cada 100 vuelos.

Expectantes ante las maniobras y el amanecer que asoma al otro lado del acueducto iluminando el horizonte, esperamos a la señal de abordaje para iniciar el despegue.

El miedo se intuye en algunos rostros y la pregunta vergonzante sale finalmente de unos labios ¿es peligroso Laureano?

Seguro que se la han hecho cientos, miles de veces, pero él responde con una amplia sonrisa como si fuera la primera vez y sus explicaciones se resumen tan rápida como simplemente: “es el medio de transporte más seguro ¿alguna vez han oído hablar de un accidente de globo?”.

Por fin recibimos la ansiada orden: arriba ¡vamos¡



Acceder al cesto es sencillo; está provisto de varios huecos en escalera para ir colocando los pies. Se divide en tres partes, en la cabecera el tripulante con 4 bombonas de gas que contienen 140k y los mandos que le permiten abrir y cerrar la llama con cuyo calor ascendemos. El resto del cesto se divide en dos partes longitudinales y simétricas en las que vamos diez personas, cinco a cada lado.


La barquilla pesa unos 250k y el globo admite una carga de 1500k, sobra capacidad.

Los miedos se van pasando conforme nos alejamos del suelo con una suavidad solo imaginable en el vuelo de un ave. Apenas se aprecia el ascenso, imperceptible si no fuera por el tamaño, cada vez más pequeño, de los demás globos que aún no han despegado y los vehículos y personas que les rodean en la cima, ahora exigua en el contexto del paisaje vertical.

Desde esta altura la ciudad es como una maqueta que cabe en la pequeña pantalla de nuestras cámaras y pronto se verá invadida por otros colores. Uno, dos, tres globos han comenzado su ascensión y se interponen entre las agujas de la catedral, las torres del Alcázar, el horizonte y… nosotros.

El aire no sopla, son nuestras respiraciones lo que escuchamos. De tarde en tarde se suma el chisporroteo de la lengua de fuego que se abre camino por el hueco central del globo. Pero no hay riesgo, el espacio es muy amplio, son 28 metros de altura y otros casi 28 de anchura lo que le permiten su función de calentar el aire que se ha adueñado de todo ese espacio, sin quemar.

Laureano gira una y otra vez la barquilla para que todo el mundo disfrute de cuantos paisajes son posibles entre la sierra de Guadarrama y el manto verdiazul del que se rodea la hermosa ciudad de Segovia, un día residencia del rey Alfonso X el Sabio.

Y también para rendir homenaje a la historia estamos aquí pues en un día de junio tal como hoy, 325 años más tarde de aquel de 1783, los hermanos Montgolfier descubrieron, por casualidad, (como casi todos los descubrimientos) cómo volar iba a ser posible para el hombre.


Hijos de un papelero francés que tenía otros 14 vástagos, observaron cómo una bolsa que reposaba junto al fuego del hogar se empezaba a elevar al llenarse con el aire caliente y el chisporroteo que procedía de la chimenea.
Conseguidos los medios económicos para poner a prueba su teoría gracias al Marqués de Arlandés hicieron una primera demostración en junio de 1783, haciendo que un globo de 11 metros de diámetro, de lino forrado de papel, se elevara entre 1600 y 2000 metros y se mantuviera unos minutos en el aire descendiendo sin accidentes a unos kilómetros del punto de partida. Unos meses más tarde el experimento se repitió ante el mismísimo palacio de Versalles y el rey Luis XVI, esa vez con un particular cargamento: un gallo, una oveja y un pato. En noviembre de ese mismo año el propio Marqués de Arlandes y Pilarte de Rozier ascendieron a 100 metros sobre París y durante 25 minutos se desplazaron a 9km de distancia del lugar de despegue.
El sol se ha ido asomando tímidamente y las corrientes de aire comienzan a amenazar nuestra permanencia en esta atalaya privilegiada y con la misma dulzura con que ascendimos Laureano nos instruye para el último momento del descenso: “flexionad un poco las rodillas y no miréis hacia arriba por si el cesto golpea el suelo para que nadie pueda lesionarse en las cervicales, agarraos bien a las asas que hay en la pared que divide los lados simétricos de la barquilla pero no os arañéis los nudillos con el mimbre.

El cielo sigue aún poblado de otros globos que salieron más tarde. No podemos adentrarnos en la sierra ni en los campos de ganaderos privados pues lo primero es peligroso y lo segundo tal vez disturbe a los animales. Hemos de asumir una efímera despedida de esta increíble sensación de espectadores, de pequeños dioses del mundo, de gigantes manejando con hilos invisibles las marionetas de la tierra.


Nosotros hemos sido más afortunados y nuestro “campo de aterrizaje” ha sido el solar de la fábrica de chorizos Cantimpalo.

Desde aquí Laureano pide por el teléfono con el que ha estado conectado todo el tiempo que el todo terreno y el remolque vengan a recogernos. El aterrizaje nunca es en el mismo punto que el despegue, el viento manda, aunque nuestro experto piloto controle que el descenso se haga en el lugar adecuado dentro de las posibilidades que se presentan.

Mientras él maniobra con el chorro de calor ya en el suelo, adonde hemos llegado sin apenas percibirlo, la mitad de los pasajeros descienden para ayudar en la maniobra de situar en posición de ser recogida la tela del globo y la barquilla. Los demás hemos de permanecer aún para que el globo no se despegue del suelo. Pronto salimos los demás por el mismo procedimiento de entrada.

La recogida de la tela es aún más emocionante que su despliegue. Todos ayudamos a sacar el aire retorciéndola como si quisiéramos escurrirle un agua inexistente. Al poco sólo se aprecia un rollo amarillo alargado. Ha llegado el momento de introducir la tela en su saco y ¡dios mío! parecía que no le quedaba aire pero sí, aún hay que arrojarse literalmente sobre la tela mientras luchamos por introducirla en su funda para extraerle los últimos suspiros, esos que hemos dado al saber que el vuelo estaba por terminar.



El remolque es colocado en posición y cuando el saco reposa ya en su interior, es el momento de enganchar el cesto en la polea de la que está provisto el furgón y dejarlo subir por la pequeña rampa ayudado por dos cintas de rodillos que lo transportan hasta su posición final.

Es hora de volver al cerro del que partimos hace una hora y de recibir nuestro bautismo.

El rito del bautismo
Antiguamente la ceremonia pedía que los que iban a recibir el bautismo de su primer vuelo se arrodillaran y se buscaran el nombre de un ave mientras el maestro de ceremonias tomaba un puñado de tierra y diciendo esta es la tierra que tanto deseabas volver a pisar y no podías te la echaba por encima y mientras te quemaban un mechón de pelo decían estas son las cenizas de tu cuerpo y con las cenizas y la tierra mezclados con agua se les bautizaba con el nombre de ave elegido.

Pero de este rito hoy nos queda solo la mejor parte, una botella de champán con la que brindamos mientras recibimos nuestro diploma de pasajeros del aire.

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Islandia El reino de los elfos: del blanco glaciar al negro volcánico

Dice una leyenda islandesa que Dios visitó un día a Adán y Eva sin avisar y como Eva aún no había aseado a todos sus hijos le mostró solo a aquellos que ya estaban preparados. Entonces Dios le dijo a Eva: puesto que no me has querido enseñar a algunos de tus hijos en adelante nadie podrá verles y solo se harán visibles cuando ellos quieran. Así nacieron los elfos.

Dicho esto me aventuro en la difícil tarea de intentar describir con palabras la generosidad con que la naturaleza ha dotado a la isla más joven de nuestro planeta, donde la agorafobia nunca podría existir y los blancos glaciares surgen rotundos por entre las carbonizadas entrañas de la Tierra que sucesivas erupciones volcánicas han hecho aflorar.

El humo del agua hirviente de los manantiales naturales se convierte en parte habitual de paisajes infinitos, a veces verdeantes, o de ocres ferruginosos, pero casi siempre en la gama de negros y blancos.

Para los islandeses, situados en el borde del Círculo Polar Ártico, el baño al aire libre en estas aguas, ricas en sulfatos y minerales es una de las citas del fin de semana. La famosa Laguna Azul (Bláa Lónid en islandés que es como aparece en los carteles indicadores) se encuentra solo a unos 40km al suroeste de la capital, Reykjavik (Bahía Humeante), que acoge a cerca del 50% de la población total, de unos 300.000 habitantes, y allí se dan cita los numerosos amantes de esta actividad, por lo que es aconsejable utilizar sus instalaciones cualquier otro día de la semana.

Imprescindible saber
Cuando viajamos a este destino pensamos que vamos a pasar mucho frío rodeados de glaciares. Esta es una idea parcialmente acertada ya que la Corriente del Golfo baña el sur de la isla y la templa, mientras que los vientos que provienen de la vecina Groenlandia la enfrían cuando soplan en dirección al este, por ello las temperaturas oscilan entre los 0º en el invierno y los 20º en la temporada de verano, con la ventaja de poder disfrutar desde junio a finales de julio de los interminables días de luz (las noches bancas) que permiten largas jornadas dedicadas al turismo.

Lo más recomendable para aquellos que no sean aficionados a la aventura es, pues, viajar entre junio y septiembre, cuando las temperaturas oscilan entre los 8º y 15º la mayor parte del tiempo y la luz diurna ilumina los paisajes desnudos, sin árboles, sin construcciones, animales o personas, sin contaminación
Para recorrer la isla y dar la vuelta por la Ring Road, la carretera principal y única que la circunvala, se puede optar por contratar alguno de los viajes en grupo que ofrecen en número creciente los operadores turísticos o bien alquilar un vehículo, a ser posible un todo terreno, y dejar en manos de una agencia o a través de Internet el hospedaje, aunque mi recomendación es hacer el viaje con un vehículo de alquiler para poder detenerse en cualquiera de los espectaculares paisajes que encontramos por el camino y no solo en los que dictan las guías de turismo.

Islandia es un país relativamente pequeño 103.000km (500km de este a oeste y 300 de norte a sur) y puede darse la vuelta a la isla cómodamente entre 12 y 15 días, sin embargo hay que tener previsto dónde dormir cada jornada pues los alojamientos en la mayor parte de la isla son contados y suelen estar reservados con bastante antelación. Queda, claro está, la opción de dormir en el coche o en tienda de campaña, pero los campings no suelen contar más que con el suelo y las instalaciones sanitarias. Hay que estar preparados para prescindir de lujos, pues la mayoría de los alojamientos son simples granjas acondicionadas para el turismo mientras que los hoteles de alta gama son contados, salvo en las ciudades más pobladas.

Pero éste es un país para disfrutar de la naturaleza. Los primeros pies se posaron en la isla en el siglo IX cuando llegaron unos diez mil colonos vikingos noruegos, pero no fue hasta algo más adelante cuando las gentes que huían del duro sistema feudal reinante en Noruega decidieron elegir esta isla para asentarse y fundar su primer sistema democrático de gobierno.

El primer Parlamento del mundo
Efectivamente Islandia, pese a su joven formación geológica (tan solo 20 millones de años), es el primer país del mundo en crear un Parlamento, del que además no podían formar parte los nobles (ya que de su tiranía venían huyendo), nacido justamente en el actual Parque Nacional de þingvelir (Thingvelir en nuestra grafía), el lugar del mundo donde mejor se aprecia la separación de las placas tectónicas del continente eurasiático y el americano. Es impactante pensar mientras se observa la enorme grieta que algún día Islandia se partirá en dos por ese lugar.

No lejos de este energético enclave se encuentra uno de los fenómenos de la naturaleza que ha dado nombre al mismo fenómeno en otros países, se trata de Geysir (surtidor), el mayor surtidor de agua hirviente conocido.


Aguas de un azul glaciárico y un fuerte olor a azufre (vulgarmente conocido como olor a huevos podridos) caracterizan el lugar, amén del surtidor que se reproduce cada pocos minutos y estalla en dirección contraria a la gravedad surcando el espacio en unas decenas de metros mientras los turistas se afanan en capturar su efímera imagen.
A unos pocos kilómetros surge la mágica Gulfoss, de una belleza tal que a principios del sXX provocó que la granjera Sigridur Tómasdóttir, que disfrutaba de ella en su finca, se enfrentase a las autoridades de la capital ante la perspectiva de que se explotara la fuerza de sus aguas para una central hidroeléctrica, llegando a amenazar con arrojarse desde lo alto de la cascada si el proyecto se llevaba a cabo, y aunque su treta no sirviera para mucho pues finalmente fue alquilada a una empresa extranjera para su explotación, al no pagar aquella una de las cuotas, Sigridur recuperó la plena propiedad y más adelante un protegido de la familia compró la finca y la donó al estado con la condición de mantenerla siempre como reserva natural.
Gulfoss(foss significa cascada o catarata en islandés) es una impresionante catarata, de 32m de caída y hasta 70m de profundidad en algunas zonas, cuya fuerza genera casi permanentemente un espectáculo adicional: el arco iris y como telón de fondo el glaciar Langjökull. De aquí hasta Vik, en la costa sureste, acompañan la ruta glaciares, las cascadas Seijalandsfoss y Skogafoss, entre otras, caballos y ovejas, y ningún árbol.
Pero uno de los más sorprendentes espectáculos se encuentra unos kilómetros antes de alcanzar Vik, se trata de la playa de basalto en Dyrhólaey, digna de haber inspirado la cuna de cristales de cuarzo del mítico Superman.
Desde este punto el recorrido por la costa este de la isla se transforma. No en vano el mayor glaciar de Europa y uno de los mayores del mundo, el Vatnajökull , hace sentir su presencia en todo el paisaje. Como una premonición de la majestuosidad que se aproxima se atraviesa el desierto Kirkjubaejarklaustur cuyas tierras fueros destruidas en el s.XVIII por el volcán Laki, uno de los más potentes de la historia, y más adelante el desierto de Skeidarársandur, unos 1000km de arena, cieno y grava, altamente traicioneros pues su aspecto es sólido pero se trata de un suelo casi movedizo, justo antes de llegar al parque de Skaftafell en uno de los accesos al Vatnajökull. Una de las vistas más hermosas de sus hielos la tenemos desde Svartifoss, la cascada negra, denominada así por la piedra basáltica que le sirve de telón de fondo.



Jokulsárlón: La laguna de James Bond
Inmediatamente en la costa, los deshielos de los casquetes menores del gran señor de blanco manto ha creado una bella laguna, Jokulsárlón, cuyos grandes bloques de hielo ancestral con 1000 o más años de antigüedad, flotan en sus aguas de azules árticos decorando picos y oquedades, todo lo cual le valió ser elegida para el rodaje de algunas escenas de persecución “ártica” de James Bond en la película “Panorama para matar”.



La ascensión de 265km por el litoral este hacia el norte, hasta Egilsstadir, por una Ring Road al límite de los acantilados y bordeando fiordos pespunteados por playas de oscuras arenas y lagunas de magnéticos azules, no incita a imaginar el coqueto y colorista Seydisfjördur al que arriban los ferries procedentes de Suecia y Noruega. El camino cuesta abajo serpentea como el agua que se desploma de cascada en cascada por las laderas del Vatnajökull en su deshielo.
En el recorrido hacia el noroeste se atraviesa el Parque Nacional Jökulsárgljúfur cuya traducción es “cañón del río glaciar”, es un paraje inhóspito y desértico de una belleza lunar, cuyo nombre tiene naturalmente que ver con los 30km de garganta formada por los aluviones procedentes de las coladas del Vatnajökull cuando se produce una erupción.El simple deshielo perpetúa esta hendidura de 500m de ancha y hasta 100 de profundidad como podemos finalmente observar en Dettifoss, con su vertiginosa caída de 44m por los que se desploman 500m cúbicos por segundo.
Se puede ascender hasta Ásbyrgi y hacer el recorrido del cañón por la otra orilla donde la vista de la cascada es aún más impresionante, pero desde aquí es preciso transitar 19km por una pésima pista que nos lleva de nuevo a la Ring Road ó N1 y en quince minutos más estamos llegando a los baños geotermales Námafjall, en las proximidades del lago Mývatn. Justamente bajo la zona de Namafjall discurre la dorsal oceánica entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana y se aprecian perfectamente las fisuras por las que surge el azufre acumulado que transforma las laderas de sus colinas en múltiples tonos del ocre al amarillo dando el aspecto de las betas del mármol.

Los islandeses consideran este paraje de visita obligada una vez se ha tomado la determinación de llegar hasta el norte. La zona del lago está situada sobre el dorsal atlántico, razón por la que el terreno que lo circunda y el propio lago son un claro exponente de la actividad magmática sobre la que se asientan y en particular se aprecia en la zona noreste donde la superficie parece un caldo en ebullición cuyas burbujas hubieran “reventado”.

Según las investigaciones científicas toda la zona era un enorme glaciar hace tan sólo 10.000 años y su aspecto actual con sus 37km de superficie y sus 2 a 2,30m de profundidad, data de hace unos 2.000 años, del comienzo de nuestra era, como resultado de diversas manifestaciones volcánicas que han llegado en las inmediaciones hasta 1984 y que amenazan con repetirse en la fisura de Krafla y provocar un cataclismo similar al que dio origen al lago tal y como lo conocemos hoy.

Pero estos oscuros pensamientos los dejamos en el guardarropa de los Nature Baths Mývatn para sentir a la madre Tierra viva bajo los pies. Es una experiencia única: lo más próximo que un cuerpo humano puede estar de las entrañas de nuestro planeta.

Vuelta a la civilización
Husavik – Akureyri - Blonduos

Hacia el Norte, Husavik, un lindo puerto desde el que en los días buenos salen barcos para avistamiento de ballenas. Si el tiempo no acompaña se puede visitar su exótico museo fálico y disfrutar de una buena comida en algún restaurante del puerto.

Camino de la ciudad más bella de Islandia, Akureyri, es obligada la visita a la cascada de los dioses, Godafoss, un hermoso salto que toma su nombre del hecho histórico según el cual un portavoz del parlamento vikingo arrojó a sus aguas los ídolos de los dioses nórdicos como símbolo de su ruptura con ellos y la definitiva adhesión a la religión católica de los islandeses.

La entrada en Akureyri a lo largo de una lengua-carretera que atraviesa el fondo del fiordo de este a oeste lleva de inmediato al corazón de la ciudad en el que a poca distancia se encuentran la iglesia nueva en la misma calle del famoso restaurante Bauttin, el centro peatonal y el jardín botánico. Su clima es benigno pese a estar a tan solo 100km del Círculo Polar Ártico gracias a lo cual se puede pasear entre sus casas de madera del XVIII.

Ahora los paisajes han recobrado su verdor y es posible incluso comer al aire libre en alguna de las áreas de descanso con mesas y asientos de madera, algo tan rudimentario como bucólico y en consonancia con la visita al Museo granja Glaumbaer (a la altura de la carretera 762 con dirección al norte) donde se aprecia cómo vivían los islandeses hace novecientos años en casas sumergidas bajo techos de musgo, más tarde sustituidas por las de madera al estilo danés.

Blonduos, un pequeño poblado con bonitas vistas a la bahía en que está enclavado y con una magnífica iglesia moderna de hormigón que la vigila desde una loma, es el principio del descenso por la cara este de Islandia por la Ring Road o N1.

La Península de Snaefellsnes y Julio Verne
Aunque los kilómetros que separan un punto de otro en el trayecto no sean excesivos, es difícil alcanzar velocidades que superen los 50km/h y si a ese hecho le sumamos las múltiples paradas para disfrutar del aire limpio y de los cambiantes paisajes, sabremos ya desde los primeros días que vamos a pasar la mayor parte del tiempo en el automóvil. Pero no hay que preocuparse porque el concepto de atasco en Islandia corresonde a una concentración de algo más de cinco vehículos.

Antes de adentrarnos en la península de Snaefellsnes, vale la pena visitar el manantial de Deildartunguhver, la mayor estación de aguas termales de Islandia. Las ciudades de Akranes (64km) y Borgarnes (34km) se abastecen de este agua caliente que mana a 100ºC a un ritmo de 180 litros por segundo y es transportada por enormes tuberías hasta su destino donde sirve también para calefactor los hogares.

El manantial, no explotado para baños, se encuentra poco antes del cruce que conduce a Reykholt, Husafell y al segundo glaciar más grande de Islandia, el Langjökull, a unos 18 km de Husafell, por una pista pedregosa y apocalíptica que bordea un río, de aguas rápidas provenientes del deshielo, entre cubos de basalto.

A unos 39 km del manantial se encuentra Borgarnes. Se accede a la ciudad por una fina lengua de tierra dedicada a la carretera que va de un lado al otro del fiordo en que se encuentra esta ciudad con bellas vistas a la bahía.

La costa sur de la península tiene algunas playas practicables, zonas donde es fácil ver focas cerca de la orilla y multitud de aves diversas. La carretera, plagada de hermosos parajes, acantilados y lagunas originadas por los deshielos del Snaefellsjökull, va en paralelo al mar y la montaña hasta Arnastapi desde donde ya estamos por debajo del glaciar coronado por el volcán al que llaman de Julio Verne porque fue el elegido para el descenso en su novela Viaje al fondo de la Tierra y seguramente también porque su verdadero nombre, Snaefellsjökull, es casi impronunciable.

Rif está en el extremo noroeste de la península y es uno de los pocos lugares en que se pueden reponer los estómagos por ejemplo en el “Koffee Hus”, con antiguos recuerdos de familia y calor de hogar.
En el extremo noreste de la península se encuentra la bella iglesia moderna de Sykkishhalmury cuyos acabados en blanco contrastan como en un cuadro hiperrealista con el azul celeste, el verde de la pradera que la rodea y los negros de las rocas volcánicas.
Desde aquí el retorno por Borgarness y el túnel que la conecta con Reykjavik se hace corto.

Ya solo queda despedirse de los elfos, si es que hemos conseguido ver alguno, y de la magia de las termas, de los paisajes fantasmagóricos de tierras resquebrajadas por antiguas microerupciones… nos despedimos de Islandia regresando al punto del que partimos, Reykjavik.

Hay un bella excursión desde la bahía para avistar ballenas y aproximarse a la isla donde abundan los frailecillos y de regreso contemplar la magnífica vista de la ciudad coronada por la Hallsgrimkirkja, la iglesia vikinga que asemeja el casco de un guerrero.


Y si uno quiere conservar el espíritu del frío islandés no hay cómo despedirse sino tomando unas copas en el Ice Bar (el Bar de hielo), una curiosidad construida dentro de otro local, a base de bloques de hielo imitando grandes ladrillos, con barra y asientos de hielo, todo ello después de una sabrosa cena en el Fish and Chips, posiblemente el mejor pescado que hayan comido nunca.